Halilintar. El manifiesto de Elias Rodriguez

Los amigos de Conatus tradujeron del gringlés el manifiesto de Elías Rodríguez, que aquí reblogueo.

20 de mayo de 2025

Halilintar es una palabra que significa algo así como trueno o relámpago. A raíz de un hecho, la gente busca un texto que establezca su significado; he aquí un intento. Las atrocidades cometidas por los israelíes contra Palestina escapan a cualquier descripción y cuantificación. En lugar de leer descripciones, la mayoría de las veces las vemos en vídeo, a veces en directo. Tras unos meses de un incremento acelerado del número de muertos, Israel había obliterado la capacidad para siquiera seguir contando los muertos, lo que ha servido muy bien a su genocidio. Mientras escribo, el Ministerio de Salud de Gaza registra 53 000 muertos por traumatismo, al menos diez mil yacen bajo los escombros, y quién sabe cuántos miles más muertos por enfermedades prevenibles, hambre, con decenas de miles ahora en riesgo de una inminente hambruna debido al bloqueo israelí, todo ello permitido con la complicidad de los gobiernos occidentales y árabes. La oficina de prensa de Gaza en su recuento incluye a los diez mil bajo los escombros con los muertos. En los informes de noticias, esos «diez mil» llevan meses bajo los escombros, a pesar de que continuamente se arrojan más escombros y/a causa de los repetidos bombardeos de escombros una y otra vez y de los bombardeos de tiendas de campaña entre los escombros. Al igual que la cifra de muertos en Yemen, que se había congelado en unos pocos miles durante años bajo los bombardeos saudíes, británicos y estadounidenses, antes de que se revelara tardíamente que se trataba de 500 000 muertos, todas estas cifras son casi con toda seguridad un subregistro criminal. No me cuesta creer las estimaciones que elevan la cifra a 100 000 o más. Desde marzo de este año se han asesinado a más personas que en las operaciones militares, «Margen Protector»1 y «Plomo Fundido»2 juntas ¿Qué más se puede decir a estas alturas sobre la cantidad de seres humanos mutilados, quemados y desgarrados que eran niños? Nosotros, quienes permitimos que esto sucediera, nunca mereceremos el perdón de los palestinos. Ellos nos lo han hecho saber.

Una acción armada no es necesariamente una acción militar. Generalmente, no lo es. Suele ser teatro y espectáculo, una cualidad que comparte con muchas acciones no armadas. Las protestas no violentas de las primeras semanas del genocidio parecían marcar un momento decisivo.3 Nunca antes tantas decenas de miles de personas se habían unido a los palestinos en las calles de Occidente. Nunca antes tantos políticos estadounidenses se habían visto obligados a reconocer que, al menos a nivel retórico, los palestinos también eran seres humanos. Pero hasta ahora la retórica no ha tenido ningún efecto. Los propios israelíes se jactan conmocionados de la carta blanca que les han dado los estadounidenses para exterminar a los palestinos. La opinión pública cambió en contra del estado genocida del apartheid, y el gobierno estadounidense simplemente se ha encogido de hombros. Entonces, prescindirán de la opinión pública, la criminalizarán cuando puedan y la contendrán con insulsas palabras tranquilizadoras en las que aseguren que están haciendo todo lo que pueden para contener a Israel cuando no puedan criminalizar la protesta directamente. Aaron Bushnell4 y otros se sacrificaron con la esperanza de detener la masacre y el Estado trabaja para hacernos sentir que su sacrificio fue en vano, que no hay esperanza en la escalada por Gaza y que no tiene sentido traer la guerra a casa.5 No podemos permitir que lo consigan. Sus sacrificios no fueron en vano.

La impunidad que sienten los representantes de nuestro gobierno al ser cómplices de esta matanza debe revelarse, pues, como una ilusión. La impunidad que vemos es la peor para quienes estamos mucho más cerca de los genocidas. Un cirujano que trató a víctimas del genocidio maya por parte del Estado guatemalteco6 relata el caso de un paciente que había resultado gravemente herido durante una masacre y al que estaba operando cuando, de repente, unos hombres armados entraron en la habitación y lo mataron a tiros mientras estaba en la mesa de operaciones, riéndose mientras lo mataban. El médico dijo que lo peor fue ver a los asesinos, a los que conocía bien, ufanarse abiertamente por las calles locales en los años posteriores.

En otra ocasión, un hombre de consciencia intentó arrojar a Robert McNamara7 al mar desde un ferry con destino a Martha’s Vineyard,8 indignado por la misma impunidad y arrogancia que veía en aquel carnicero de Vietnam, mientras este reía con sus amigos en el salón del ferry. Le molestaba incluso la forma en que McNamara se sentaba, como si dijera: «Mi historia está bien, y puedo relajarme en el bar con mi buen amigo Ralph, y tú vas a tener que aguantarlo.» No logró lanzarlo desde la pasarela; el ex secretario de Estado alcanzó a sujetarse de la barandilla y volvió a ponerse de pie. Pero el agresor justificó su intento diciendo: «Bueno, logré sacarlo afuera, solos él y yo, y de pronto su historia ya no parecía estar tan bien, ¿no?».

Unas palabras sobre la moralidad de la protesta armada. Quienes estamos en contra del genocidio nos complace argumentar que los autores y los instigadores han perdido su humanidad. Comparto este punto de vista y comprendo su valor para calmar la psique que no soporta aceptar las atrocidades de las que es testigo, incluso mediadas a través de la pantalla. Pero hace tiempo que la inhumanidad ha demostrado ser escandalosamente común, mundana, prosaicamente humana. Así, el perpetrador puede ser un padre cariñoso, un hijo filial, un amigo generoso y caritativo, un amable desconocido, capaz de mostrar fortaleza moral a veces cuando le conviene y otras incluso cuando no, y aun así, ser un monstruo de todas formas. La humanidad no exime de responsabilidad. El hecho estaría moralmente justificado si se hubiera llevado a cabo hace 11 años, durante la operación Margen Protector, más o menos cuando yo personalmente me di cuenta de nuestra brutal conducta en Palestina. Pero creo que para la mayoría de los estadounidenses esa acción habría sido incomprensible, habría parecido una locura. Me alegro de que hoy, al menos, haya muchos estadounidenses que la comprendan y, de algún modo curioso, la única cosa sensata que se puede hacer.

Les quiero mamá, papá, hermanita, el resto de mi familia, inclusive tú, O*****

Palestina libre.

—Elias Rodriguez

1 La Operación Margen Protector fue una ofensiva contra la Franja de Gaza lanzada en julio y agosto de 2014, y tras 50 días de bombardeos se decretó un alto al fuego. La operación coincidió con una campaña militar contra Cisjordania llamada «Volved hermanos», que intentaba atacar la infraestructura de las organizaciones armadas palestinas y liberar a tres colonos israelíes prisioneros de los combatientes. (N. de las T.)

2 Esta operación militar sucedió entre diciembre de 2008 y enero de 2009, se trató de una incursión terrestre con bombardeos navales y aéreos con el objetivo de derrocar a la administración gubernamental de Hamás en Gaza, puesto que estaba por cumplir su tercer año de mandato. Para ello, la campaña atacó intensamente infraestructura vital como hospitales, escuelas, pozos de agua y granjas, podríamos pensar que fue el antecedente experimental del actual genocidio en marcha. (N. de las T.)

3 Joe Biden, entre otros políticos, señalaron que atacar la zona urbana del extremo sur de Gaza, Rafah, era una «línea roja» diplomática. Israel atacó esta ciudad el 7 de mayo de 2024. Las universidades estadounidenses fueron tomadas por un movimiento estudiantil masivo que exigía un cese al fuego permanente, la entrada y entrega de ayuda humanitaria, así como el fin de la colaboración interinstitucional con centros de investigación israelíes. Las protestas se expandieron por universidades europeas y latinoamericanas, a pesar de su carácter marcadamente pacífico y humanista, fueron reprimidas con violencia. Actualmente, hay una persecución judicial —arrestos, expulsiones y deportaciones— contra los estudiantes que participaron en dichas movilizaciones en suelo estadounidense. (N. de las T.)

4 Fue un joven militar objetor de conciencia —radicalizado al anarquismo en los meses previos— que se inmoló con fuego frente a la embajada del Estado de Israel en Washington D. C., el 25 de febrero de 2024. En su mensaje final se puede leer: «esto es lo que la clase dirigente ha decidido que será normal».

5 Esta fue una de las principales consignas de las organizaciones radicales —marxistas y anarquistas— durante la guerra de Vietnam, bajo ella se articularon grupos de guerrilla urbana y ataques descentralizados en contra de los intereses del complejo industrial y militar. Ya que esta consigna cristaliza la vieja arenga socialista e internacionalista de convertir las guerras imperiales en situaciones revolucionarias al interior de los países. (N. de las T.)

6 Entre 1981 y 1983 la lucha contra las guerrillas marxistas tomó un brusco giro de violencia cuando los gobiernos militares decidieron pasar a una ofensiva contra la población civil —mayoritariamente rural e indígena—, atacando y arrasando pueblos, relocalizando a la población y asesinando sistemáticamente a los presuntos colaboradores o simpatizantes de la insurgencia. Esta campaña fue estructurada y supervisada por asesores estadounidenses e israelíes. (N. de las T.)

7 R. McNamara fue secretario de Defensa de los Estados Unidos entre 1961 y 1968, durante los gobiernos de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson. Es una figura controvertida por su papel central en la escalada militar de la Guerra de Vietnam, donde impulsó estrategias de guerra total y bombardeo masivo coordinadas por su «equipo de chicos listos», expertos en informática reclutados en las universidades estadounidenses, esta gente intentó leer la guerra a través de la «teoría de juegos» pensando que si maximizaban el ratio de asesinatos el jugador contrario se rendiría, no contaron con que la guerrilla se negó a seguir el juego. Tras dejar el cargo, fue presidente del Banco Mundial entre 1968 y 1981. (N. de las T.)

8 Martha’s Vineyard es una isla situada frente a la costa de Massachusetts, en Estados Unidos. Conocida por ser un destino turístico de alto nivel, ha sido históricamente frecuentada por figuras prominentes del ámbito político, empresarial y cultural estadounidense. (N. de las T.)

Elías Rodríguez… El Feda’i que Reveló las Posiciones de la Resistencia

Khaled Barakat 2

Publicado originalmente en árabe en el periódico Libanes Al-Akhbar, traducido al español a partir de la traducción al inglés de Palestinian Alternative Revolutionary Path Movement.

La operación que llevó acabo el Feda’i1 Elías Rodríguez no fue un evento pasajero o un acto aislado del contexto político y estratégico actual. Más bien, marcó un momento esencial en la clarificación de las posiciones y expuso las contradicciones – especialmente en la arena internacional donde los movimientos de solidaridad con el pueblo Palestino están activos. Ocurre en una de las fases más fieras de la guerra genocida que la entidad sionista desata en contra de la Franja de Gaza desde hace veinte meses, la operación fue una respuesta legítima y natural a esta brutal agresión y un eco de la voz de la resistencia que sigue viva y profundamente enraizada en la conciencia de las gentes libres.

El intelectual revolucionario y mártir Ghassan Kanafani (1936-1972) era la vanguardia teórica de la violencia revolucionaria para confrontar al imperialismo y al sionismo. El vínculo de Kanafani con la lucha armada no era romántico, sino que estaba fuertemente atado a su pensamiento político, su convicción, y la perspectiva cuya coherencia lógica y moral defendió hasta el momento de su martirio. Esta conexión práctica y moral fue una de las principales razones de su asesinato.

Kanafani también libró una lucha sin cuartel en contra de aquellos – palestinos, árabes u otros – que se oponían a las “operaciones externas”. El autor del dictamen “detrás del enemigo en todas partes” afirmaba continuamente, hasta el momento de su asesinato, que no hay ni separación ni contradicción entre las acciones de los fedayines dentro de las fronteras de Palestina y las “operaciones externas,” mientras que la estrategia política sea unificada y el enemigo sea uno solo. ¿Hoy ha cambiado el campo enemigo? ¿Han cambiado sus políticas coloniales, o se han vuelto más salvajes?

La operación heroica de Rodríguez clarifica que el “movimiento de solidaridad” con el pueblo Palestino no es una sola corriente o una visión unificada, sino una mezcla de diversas fuerzas: algunos creen en el camino de la resistencia y la liberación de Palestina desde el río hasta el mar, mientras otros se posicionan en el marco liberal que confina el conflicto al discurso de derechos humanos y la arena diplomática, y que en la práctica claman por eso que llaman la “solución de dos Estados” como el único horizonte viable para el conflicto árabe-sionista. Esta divergencia no es nueva. Refleja las contradicciones políticas e ideológicas que siempre han acompañado a los movimientos internacionales de solidaridad, desde la revolución argelina hasta el apoyo a las luchas de Vietnam, Sudáfrica, Irlanda y otras. De hecho, también revela las contradicciones internas de los palestinos – pero esa es una discusión más larga…

En el centro de esta compleja imagen está la relevancia de la operación de Rodríguez. No fue solo un reto al aparato de seguridad de los Estados Unidos, sino que también se volvió un espejo donde se reflejan la realidad de las posturas: aquellos que en verdad apoyan a la resistencia, y aquellos que se esconden atrás de eslóganes generales para promover una visión entre el nihilismo y la rendición. Muchos hablan de “el derecho del pueblo palestino a resistir,” mientras rechazan cualquier práctica concreta, consciente de este derecho si sale del límite del discurso aceptable en occidente, un discurso que a menudo se traduce en llamados a arreglos y concesiones políticas, la primera entre ellas la promoción de la “solución de dos Estados” y la “paz” que implica el reconocimiento de la legitimidad de la Entidad Sionista y la rendición de Palestina – y de nuestras mentes.

En cambio, hay quienes apoyaron firme y claramente a la resistencia, no solo como concepto teórico, sino como acción práctica basada en los principios de liberación, retorno, y el rechazo de la legitimidad de la ocupación. Estos son la extensión natural del movimiento de liberación de Palestina alrededor del mundo, que ven la lucha palestina como parte de un frente global contra el colonialismo, el racismo y el capitalismo brutal y depredador. Por esto, estamos presenciando el avance de fuerzas radicales obreras, juveniles, estudiantiles, y de la mujer, mientras la tendencia de la “solidaridad condicionada” está en retroceso.

La operación de Rodríguez no solo reveló los límites del discurso liberal, también restauró el valor de la acción directa como una herramienta de movilización y agitación, enfrentando a todos con sus responsabilidades. La amplia respuesta popular a esta operación, sobre todo entre los jóvenes y las comunidades palestinas, árabes y musulmanas, revela que el sentimiento popular sigue alineado con la lucha armada y una posición revolucionaria en Palestina. La batalla librada por el pueblo palestino no está confinada a Cisjordania y Gaza, mas se extiende y expande globalmente dentro del marco del de la lucha revolucionaria contra el imperialismo, el sionismo, y los regímenes fascistas y reaccionarios.

Estas diferencias, a pesar de su agudeza, no deben de volverse una fuente de discordia nihilista; más bien, deben de ser comprendidas como parte de la pluralidad natural dentro de los movimientos globales de liberación. Históricamente, los movimientos de solidaridad con las causas justas han sido testigos de divergencias similares, tanto si era el apoyo a la revolución cubana, las luchas de América latina, o incluso posiciones en torno a la resistencia en Irak o Líbano. Sin embargo, hay una necesidad urgente de prevenir que el enemigo explote esta “pluralidad”, especialmente frente al genocidio. Los sionistas, vía las campañas de propaganda y la presión política legal, buscan demonizar a todos aquellos que apoyen la resistencia, y sembrar duda y desconfianza entre las filas de los activistas solidarios en general.

Nuestro balance es que la mayoría del pueblo palestino – tanto en la tierra natal como en la diáspora – especialmente de cara a las masacres en Gaza, ven el regreso de las acciones de feda’i como una necesidad revolucionaria. Llaman a una participación popular más amplia en apoyo a la resistencia, sea apoyo político, financiero, mediático o cultural, o vía involucrarse directamente. Esta es la plataforma popular y la fuerza del impulso revolucionario necesario para detener la agresión, cambiar la correlación de fuerzas, y alcanzar la liberación. Entre más grandes son los crímenes de la ocupación, más profunda es la convicción de que no hay lugar para la neutralidad y que confrontar al enemigo se ha vuelto un deber, no una elección.

El día de hoy la batalla no está confinada a Gaza o Cisjordania, sino que incluye también a la diáspora. Entonces, la operación de Rodríguez representa un grito frente al sistema norteamericano, y un mensaje de que la resistencia no depende de la geografía, raza o color, sino que es una afiliación, una identidad, y una postura ética y política que no permite ninguna consesión.

En conclusión, las fuerzas de la resistencia y sus aliadas deben de construir en este momento, ampliar los círculos del diálogo revolucionario con los movimientos de liberación a nivel internacional, y proteger sus filas contra la campaña sionista que busca aislar y difamar a la resistencia. La batalla es larga y abierta a todas las posibilidades, pero la claridad de visión y dirección – como la que demostró Rodríguez – es la primera condición para la victoria.

  1. Palabra árabe que quiere decir “sacrificio” o “aquel que se sacrifica”, y que se usa para designar a los combatientes palestinos, más conocida por el plural fedayin.
  2. Miembro de la red de solidaridad con los presos palestinos (Samidou)

Un día llegará nuestra venganza.

Our revenge will come

La terrible situación en Palestina me tiene muy deprimido. En los últimos días los bombardeos de Israel han sido aún peores, cobrando las vidas de por lo menos 250 Palestinos en Gaza. No veo cómo las cosas puedan mejorar en el corto plazo, al contrario, sé que ningún gobierno ni organismo internacional va a detener la masacre.

La única esperanza que tengo es que una insurrección internacional, una verdadera intifada global, tome las calles del mundo y detenga esto por cualquier medio. Pero si un año y medio de masacre no ha desatado ese movimiento, no sé cuando estalle.

En este momento de frustración y de furia sueño con que algún día llegará nuestra venganza.

Cartel alternativo para la Marcha del Día de la Nakba en CDMX

Cartel alternativo para la marcha del 18 de Mayo en la Ciudad de México.

Hay un grupo de personas que creen que son dueñas de las movilizaciones, solo porque son las que deciden la ruta y sacan el cartel. Un grupo así son los organizadores de la marcha por el día de la Nakba en la Ciudad de México, ellos creen que tienen el derecho de vetar las consignas que griten los manifestantes y decidir sobre el carácter político de las manifestaciones. Y no, están muy equivocados, las manifestaciones son de las personas que participan en ellas y son estas mismas las que deciden qué gritar o qué hacer durante una marcha.

Un poco en protesta, y un poco movido por el desprecio que me causan este tipo de burócratas, realicé este cartel. La imagen del combatiente palestino la trabajé en GIMP y Gmic, luego hice la tipografía en Inkscape, usando la familia tipográfica DINish, para acabar aplicando la textura general de nuevo en GIMP.

Guerrillera salvadoreña

Este fin de semana vi el muy recomendable documental Sondtrack for a Coup D’Etat, y luego me enteré de la noticia de que el nuevo embajador trumpista del Imperio Americano en México es un «veterano» de la guerra sucia y la masacre en El Salvador y ex agente de la CIA. Eso habla de la política del Imperio Americano para con México, que será una de desestabilización e injerencismo, como ya ha dejado claro Trump en sus primeros meses de presidencia.

Ambas cosas me pusieron a pensar sobre la contrarrevolución permanente que el imperialismo occidental ha desatado contra los pueblos de América Latina, África y Asia. De cómo en casi todos los países de la periferia hubo levantamientos, guerrillas, movimientos de resistencia, armados o no, contra la expoliación y el control de los gringos y sus secuaces. De cómo en casi todos esos lugares la contrarrevolución triunfó, ya sea de forma positiva, con el aplastamiento de los insurrectos, o de forma negativa, con la corrupción de los movimientos y guerrillas, como ejemplifica muy bien el salvadoreño FMLN, que se mantuvo en el paradigma neoliberal cuando consiguió el poder por la vía electoral.

Sin embargo, esa contrarrevolución permanente se enfrenta a la dignidad, al deseo de vivir como personas, y no como cosas, como funciones abstractas destinadas a valorizar el valor, consumir y no pensar. Y tengo la certeza de que eso triunfará. Nuestro deseo de libertad, nuestro deseo de tener control sobre nuestras vidas, nuestro palpitante deseo de ser tratados como humanos. Y nuevos vientos volverán a sembrar la semilla de la insurrección.

Realizado en GIMP y GMIC, a partir de una fotografía de Scott Walace, la fuente es Playfair Display.

Comuna de París – Genocidio en Gaza

Nota Introductoria: Traducción realizada en conjunto por Aradenatorix y Benjamín Argumento. La idea de que «Palestina es el futuro del mundo» y de que el mundo avanza a un sistema de «apartheid mundial con zonas de sacrificio para las poblaciones ‘excedentes'» nos parecen sumamente relevantes, más a la luz del campo de exterminio encontrado en Teuchitlán, Jalisco, que nos hace ver como inmediatas para América Latina las advertencias de los camaradas de Portugal. 

Cuerpos de Palestinos masacrados en Gaza por las fuerzas de ocupación israelí al lado de cuerpos de communards masacrados por Versalles en la represión que siguió a la Comuna.

Publicado por Colectivo Ruptura el 20 de Marzo de 2025

La mañana del 18 de Marzo hace 154 París fue despertada por gritos de “¡VIVA LA COMUNA!”. Las masacres por parte de la burguesía contra el joven proletariado en junio de 1848 habían dejado clara, por lo menos para la endurecida vanguardia que sobrevivió, la necesidad de que este se organizara para tomar el poder y aplastar el aparato estatal burgués. En 1871, el proletariado se erguía de nuevo, y esta vez la necesidad de su dictadura era reconocida y respondida con una fuerza explosiva por parte de sus masas: con la Comuna, el proletariado hizo una crítica armada de las vacilaciones de sus primeros intentos de emancipación.

También fue el 18 de Marzo, pero de este año, que Israel volvió a bombardear Gaza, matando a 400 palestinos en un solo día, con un número de víctimas que aumenta constantemente. Desde el cese al fuego de enero, Israel ha escalado su ofensiva contra Cisjordania y más específicamente contra el campo de refugiados de Yenin, superando incluso las masacres que cometió allí durante la Segunda Intifada, y ha seguido matando e imponiendo el bloqueo humanitario a Gaza. También esta semana, que Yemen, en reacción a la violación del cese al fuego por parte de Israel, volvió a bloquear el Mar Rojo, siendo inmediatamente bombardeado por los Estados Unidos. El exterminio activo sionista parece volver a la región, con el fin de un cese al fuego que se había firmado en condiciones de derrota para las diversas fuerzas que componen el llamado “Eje de la Resistencia”.

El régimen de Assad, sin fuerzas para mantener de su lado la red de milicias y clanes en la que, ya desde 2011-2012, su aparato estatal se había separado y destrozado, cayó, con el país desintegrado y dividido entre facciones islamistas apoyadas por Occidente, la ocupación israelí al sur, y lo que queda de Rojava y las fuerzas pro turcas al norte. Durante la agresión israelí en Líbano, Hezbolá mostró también no ser la misma fuerza, cuantitativa y cualitativamente, que era en 2006, viéndose, al ser forzado a firmar un cese al fuego, incapaz de contestar al plan sionista de separar los frentes de la guerra regional para enfrentarse a ellos uno por uno. Irán, un país que oprime y masacra brutalmente al proletariado, a las mujeres, a los inmigrantes y a las diversas minorías nacionales dentro de sus fronteras, permanece pasivo delante del genocidio, reaccionando apenas puntualmente a los ataques directos.

La “Guerra contra el Terrorismo” y el expansionismo sionista hacen que, en lo inmediato, la “Paz” implique la normalización de las relaciones con Israel y la aceptación de los varios millones de muertos que exige el proyecto sionista: ésta es la “Paz” que buscan los estados árabes alineados con Riad y que les permitirá sacar provecho y obtener la fuerza militar necesaria para reprimir las revueltas en sus países.

La “paciencia estratégica” de Irán y las acciones del “Eje de la Resistencia”, también vinculadas de diversas maneras al paradigma de la “Guerra contra el Terrorismo” (con, por ejemplo, la complicidad de Irán y las milicias iraquíes pro-Eje en la invasión y ocupación estadounidense de Irak1), demostraron no estar a la altura de las tareas planteadas por la resistencia palestina en la Operación “Tormenta de Al-Aqsa”. Sólo Ansarallah en Yemen, al frente de un país con todavía fuertes restos de formas de producción precapitalistas, condenado por el sistema-mundo a un lugar de subdesarrollo y también a ser sacrificado a los planes de los países árabes —en resumen, donde los problemas y los límites de la revolución anticolonial, luego nacional-revolucionaria, siguen estando a la orden del día— pudo entender el objetivo de este levantamiento, que era volver imposible el proyecto israelí de normalización regional y genocidio silencioso, y la escalada total que implicaba apoyarla seriamente.

Es la unidad de los “hambrientos de la tierra” al elegir convertir toda la región en un campo de batalla2 en lugar de dejarse conducir “pacíficamente” hacia el exterminio, y no la política interestatal, la que fue puesta sobre la mesa. Las repetidas incursiones del régimen sionista en Gaza demuestran que, para Israel, la “paz” significa reagrupar sus fuerzas y arrastar a la resistencia palestina a una mayor dependencia del terreno diplomático, donde radican la mayor parte de sus contradicciones y límites3. Ya los proyectos políticos democráticos occidentales, a su vez, se asientan sobre los escombros de Gaza, Yenin o Saná; por lo que la paz entre colonialistas y colonizados es imposible. La lucha contra Israel no puede llevarse hasta sus últimas consecuencias mientras esté dominada por regímenes burgueses —ya sea Irán, el equipo legal de Sudáfrica en la CIJ, o la farsa de la “diplomacia europea”— más dispuestos a proteger su propio pellejo que a ganar. Mientras tanto, en el núcleo imperial occidental, con la militarización en curso de la UE y el uso de deportaciones para reprimir al movimiento antiimperialista, la Guerra contra el Terrorismo se funde cada vez más con la Guerra contra el proletariado inmigrante.

La democracia en que vivimos lleva irreversiblemente el ADN y el repertorio del fascismo, del Holocausto y de múltiples genocidios coloniales: ya hable de armamento o de paz, de policía o de redistribución, hoy apunta hacia una mera gestión de las crisis crónicas del capitalismo mundial, hacia la construcción de un apartheid mundial con zonas de sacrificio para las poblaciones “excedentes” a las necesidades del capital, que cada vez tiene más dificultades para asegurar su acumulación. Palestina es el futuro del mundo. Hace décadas que se “ensayan” con los palestinos nuevas tecnologías de represión, vigilancia y matanza, desde armas infrasónicas y electromagnéticas para el control de multitudes, hasta mecanismos de reconocimiento facial, hoy utilizados por la mayoría de las fuerzas de seguridad y ahora incluso por grupos reaccionarios4. “Forjadas” en las masacres de Gaza y en la vigilancia en los campos de refugiados y en los puestos de control fronterizos de Cisjordania, estas tecnologías se venden como “probadas en combate” a Estados nación de todo el mundo, sirviendo Palestina como un laboratorio de violencia capitalista-imperialista.

Es urgente hoy una política liberada no sólo de los aparatos estatales, horizontes electorales y burguesías imperialistas, como también de los intereses inmediatos y de la “seguridad” de las clases medias y aristocracias obreras del Norte global. La lucha contra el genocidio en Palestina, siendo la imagen del futuro del imperialismo en todo el mundo, levanta horizontes mucho más allá de sí misma. Enarbola, cualquiera que sea la coyuntura hacia la que nos dirigimos y cualesquiera que sean las tareas concretas que nos imponga, la bandera de la lucha internacional para construir el Partido Comunista. El colonialismo de asentamiento en general y el genocidio actual en específico no sólo exterminan más allá de las clases, sino que nivelan la estructura de clases: tanto la masacre como la lucha por la supervivencia inmediata en Palestina hacen, por lo tanto, que la cuestión de la tierra sea la cuestión que enfrenta más inmediatamente al proletariado como una cuestión de vida o muerte para millones de personas en Palestina y el resto del mundo. Esta cuestión, la del vínculo con la tierra entrelazado con la resistencia a la expropiación, la expulsión y el exterminio, aún es relevante. Si bien las respuestas ya no son las mismas que en 1871 o 1917 (reforma agraria, liberación nacional, etc.), los comunistas no pueden ignorarla, a riesgo de permanecer ajenos a las luchas reales de estos millones de explotados y oprimidos. El imperativo de acabar con el imperialismo, no sólo en Gaza, sino en todo el mundo, implica que el programa de lucha sea contra el capitalismo en general: o sea, sin ser el comunismo una fuerza real capaz de intervenir en la lucha contra el imperialismo y por la tierra, el proletariado de las naciones enfrentadas al genocidio sólo puede sobrevivir disolviéndose en fuerzas burguesas, las que se ven obligadas a luchar contra el imperialismo que también las masacra hoy, pero que mañana no tendrán otra opción sino mirarlo como modelo a seguir. La época histórica de las burguesías revolucionarias ya pasó y no volverá.

Más que nunca, “sí a la paz, no a la guerra” es una consigna tan vacía de contenido político como las celebraciones de la Comuna de París por los partidos opuestos a la dictadura del proletariado, como el P “C” P5. El programa convocado por la práctica de la resistencia palestina —la insurgencia contra los ejércitos coloniales, la destrucción de las prisiones y la liberación de los presos, el ataque a las condiciones de reproducción de las metrópolis imperialistas— es uno cuyas implicaciones deben ser articuladas en nuestra perspectiva de la revolución mundial, abordando el accidentado terreno de las guerras anticoloniales nacionales y las fuerzas de clase que éstas pueden desencadenar, y de su integración en la venidera guerra civil del proletariado mundial contra la burguesía que necesariamente acompaña a la revolución comunista.

Una guerra de liberación nacional nunca será una revolución comunista, pero la represión de ambas por el capitalismo e imperialismo está entrelazada. Mientras la Comuna era amenazada tanto por el ejército francés como por el prusiano, los obreros alemanes atacaron su industria bélica con una oleada de huelgas para detener las armas que matarían a sus hermanos comuneros en París, una posición que Engels elogió como uno de los primeros casos de derrotismo revolucionario e internacionalismo proletario. El apoyo dado por los comunistas a las guerras nacionales anticoloniales es siempre contingente, y aquí la línea a seguir deberá surgir de la iniciativa de los proletarios sublevados en los regímenes árabes colaboracionistas, y de los futuros comunistas que se forjarán en esos combates. No hay ninguna duda ni contingencia, entretanto, sobre el deber de los comunistas y de los trabajadores del núcleo imperial de luchar siempre por la derrota de nuestros países, porque no es posible que un pueblo sea libre mientras oprime a otro; o, más concretamente, es imposible que el proletariado sea libre mientras se identifica e integra materialmente en la nación que lo oprime a él y a sus hermanos de clase. Reconocer esto, en la teoría y en la práctica, es la única forma de ayudar a construir el Partido Comunista como fuerza mundial y de llevar hasta las últimas consecuencias la guerra contra la guerra: es la única forma de celebrar 1871.

La clase obrera no esperaba de la Comuna ningún milagro. Los obreros no tienen ninguna utopía lista para implantar par decret du peuple [por decreto del pueblo]. Saben que para conseguir su propia emancipación, y con ella esa forma superior de vida hacia la que tiende irresistiblemente la sociedad actual por su propio desarrollo económico, tendrán que pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos históricos, que transformarán las circunstancias y los hombres. Ellos no tienen que realizar ningunos ideales, sino simplemente liberar los elementos de la nueva sociedad que la vieja sociedad burguesa agonizante lleva en su seno.6


  1. Las Fuerzas de Movilización Popular, en general, fueron, con el difunto régimen de Assad, el eslabón más débil del Eje, y estuvieron entre las primeras fuerzas que se negaron a escalar contra Israel.
    https://dasrukamao.substack.com/p/the-iraqi-resistance-at-further-glance
    https://www.washingtoninstitute.org/policy-analysis/iraqi-militias-downscaling-their-anti-israel-actions
    https://apnews.com/article/iraq-us-islamic-state-isis-pmf-withdrawal-coalition-b9194ed8e8ad944b15aaf7e41337912c↩︎
  2. Una afirmación polémica viniendo de Portugal, más aún a la luz de nuestra impotencia actual, pero que se encuentra reflejada tanto en el análisis/estrategia y retórica de Yemen como como en otros posicionamientos provenientes de la región. Vease, por ejemplo: https://robashlar.substack.com/p/gaza-a-human-matchstick↩︎
  3. Como la relación con Turquía, que mantiene todo tipo de relaciones con Israel y es, por supuesto, una pieza clave de la OTAN, y a Qatar, formó parte de la coalición liderada por Arabia Saudí contra Yemen, y también los esfuerzos realizados por China para reconciliar a
    la OLP con Hamas.↩︎
  4. Por ejemplo, los hooligans del club Betar de Estados Unidos, que con otras organizaciones sionistas y de derecha de los Estados Unidos, ayudaron en el doxxeo de varias figuras del movimiento pro Palestina, como Calla Walsh↩︎
  5. Nota del traductor: Partido Comunista de Portugal, con comillas en “Comunista”.↩︎
  6. Nota del Traductor: tomado de https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm↩︎