La AP se ha vuelto una herramienta para deslegitimizar a la resistencia armada palestina, yendo más allá de la cordinación de seguridad con Israel. Frente al genocidio que Israel realiza en Gaza, se ha vuelto un colaborador directo.
Samer Jaber – Mondoweiss – 28 de Enero, 2024.
(Traducción Benjamín Argumento)
La Autoridad Palestina (AP) funciona como una herramienta apara deslegitimizar a la resistencia armada y obstruir el surgimiento de un liderazgo nacional alternativo. Israel, junto con sus aliados estratégicos —Estados Unidos y Europa Occidental —usan estratégicamente a la AP no sólo para deslegitimizar a la resistencia armada, sino también para impedir que facciones que son rechazadas por el aparato político estadounidense representen al pueblo palestino.
Esta estructura aboga por un Estado Palestino con soberanía limitada, desmilitarizado y, notablemente, no como un objetivo independiente sino como resultado de un acuerdo negociado. Además, la estructura para un acuerdo político excluye el derecho de los ciudadanos palestinos de retornar a sus hogares — uno de los principios fundamentales de la causa palestina.
La dirección oficial palestina, dirigida por el presidente de la AP Mahmud Abbas, tiene control tanto sobre la AP como sobre los espacios de decisión y las instituciones de la Organización por la Liberación de Palestina (OLP). Esta dirección no sólo aceptó el esquema político empujado por Estados Unidos, también fracasó en lograr cualquiera de sus objetivos nacionales, poniendo en riesgo a toda la causa palestina. Desde que fue establecida en 1994, la existencia de la PA y su alineamiento con las políticas de Estados Unidos han dado a Israel el tiempo y las condiciones para avanzar su política de asentamientos coloniales, especialmente en Jerusalén, sin ser interrumpida.
Desde el inicio de la guerra de Israel contra Gaza el 7 de Octubre, el liderazgo oficial palestino ha aumentado sus actividades en el rol que los Estados Unidos habían planeado para él. La dirección de la AP ha publicado varias declaraciones, sea en entrevistas o en discursos televisados, principalmente concentrados en condenar y desaprobar a la resistencia armada. Dicen que las facciones armadas no representan al pueblo palestino, y algunos han culpado a las facciones de la resistencia, especialmente a la Resistencia Islámica (Hamas), de actuar de forma irracional por enfrentar militarmente al formidable Israel, lo que causó la crisis humanitaria en Gaza.
En un discurso político en el noveno día de la guerra, el presidente de la AP criticó a Hamas, afirmando que sus acciones no representan al pueblo palestino. Enfatizó que la OLP, que ellos controlan, es el único representante legítimo del pueblo palestino y resaltó el papel de la resistencia pacífica como el único medio legítimo para oponerse a la ocupación Israelí. Vale la pena notar que esta declaración fgue retractada por su oficina, pero efectivamente sugirió un rechazo a la lucha armada y un cuestionamiento a su legitimidad.
Hussein al-Sheik, Secretario General del Comité Ejecutivo de la OLP y uno de los potenciales sucesores del presidente Abbas, resaltó en una entrevista a finales de diciembre con Reuters la importancia de tener una Autoridad Palestina gobernando tanto Cisjordania como la Franja de Gaza. Al-Sheik, deslegitimizando el enfoque político de Hamas, pidió que esta hiciera «un balance serio y honesto, y reconsiderara todas sus políticas y métodos». Esta declaración desencadenó una fuerte condena de parte de las demás facciones palestinas.
A mediados de Enero de 2024, Ahmad Majdalani, un ministro de la AP y miembro del comité ejecutivo de la OLP, afirmó en una entrevista que «Hamas en su forma actual, con su programa actual, y su discurso político actual, es una organización terrorista». A pesar de que las palabras de Majdalani recibieron un rechazo generalizado de los ciudadanos palestinos, no se retractó de su postura.
Riyad al-Maliki, el ministro de relaciones exteriores de la AP, delineó las condiciones para que Hamas pudiese ser integrada en la AP en una entrevista en árabe para Euronews del 22 de Enero, 2024. Estas condiciones incluyen que Hamas se transforme en un partido político, que renuncie a la lucha armada, y que entregue sus armas. Enfatizó que Hamas tenía que reconocer todas las resoluciones de la ONU sobre Palestina, en especial la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU 242 y 338, enmarcando el conflicto en las fronteras de 1967, lo que quiere decir que no debía de hablar del conflicto político que había antes de esa fecha.
Al-Maliki resaltó que si Hamas quería ser considerado un grupo legítimo, debería reconocer el derecho de Israel a existir sin usarlo como moneda de cambio. Más importante aún, le pidió a Hamas reconocer la elgitimidad de los acuerdos de paz de Oslo, que dieron pié al establecimiento de la AP. Al imponer estas condiciones, que no sólo Hamas, sino varias facciones de la resistencia palestina rechazan, tenía como objetivo comunicar que los métodos de la dirección oficial palestina son los únicos legítimos para llevar adelante la lucha palestina.
No sorprende la posición de la AP, considerando que los acuerdos interinos de paz de Oslo con Israel, que delinean el rol de la AP como contratista de seguridad para Israel a cambio de ciertos beneficios específicos relacionados a administrar las poblaciones palestinas. La AP ha cumplido obedientemente este mandato, llevando a cabo de manera rutinaria arrestos y vigilancia individual, sin importar si están implicados en acciones contra Israel o son activistas en contra de las prácticas corruptas de la propia AP.
La AP, estratégicamente, no sólo tiene como objetivo deslegitimar a la resistencia sino también ha aumentado sus acciones represivas contra esta. Reprimió manifestaciones y marchas en apoyo a Gaza en ciudades de Cisjordania, disparando contra los manifestantes y atacándolos, con el resultado de varias muertes palestinas. Además, la AP ha detenido recientemente a individuos que han expresado su apoyo a la resistencia palestina. Simultáneamente, la AP y su partido político, Al Fatah, han orquestado manifestaciones en apoyo al presidente Abbas. En estos eventos y el redes sociales, miembros de Fatah y de su aparato de seguridad han señalado a cualquiera que critique las posturas de la AP como gente que siembra la división entre el pueblo palestino y el liderazgo de la AP.
Además, la administración Biden, al considerar los escenarios que se abren después de la guerra para lidiar con la Franja de Gaza, y asumiendo una victoria de Israel, ha contemplado asignar a la AP el rol de administrar la Franja., en colaboración con fuerzas Norteamericanas y las llamadas fuerzas internacionales. De acuerdo a numerosos reportes en medios, incluido The Washington Post, el Secretario de Estado de Estados Unidos ha sostenido discusiones con Abbas, quien ha expresado su disposición de participar en ese arreglo.
La AP ha ido más allá de los límites de una coordinación de seguridad con Israel y ahora está predominantemente implementando una agenda de seguridad alineada con los Estados Unidos e Israel. Esto ha colocado a la AP en una posición difícil, haciendo arduo el justificar ante los palestinos de a pié porqué esas acciones son necesarias, en particular ante la guerra de Israel en Gaza. Consecuentemente, la AP es cada vez más percibida como un colaborador directo con Israel. Este sentimiento está reflejado en la última encuesta, donde el 60 por ciento de los palestinos pide la disolución de la AP, y 90% exige la renuncia del presidente de la AP Mahmud Abbas.